SLMDV – Capítulo 6

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 Capítulo 6

Un estado lamentable


Sus ojos recorrieron la habitación buscando una tetera con agua. Aterrizaron en un pequeño frasco que estaba a un lado de una mesa.


Se sintió aliviada cuando se acercó a él para humedecer su pañuelo con el agua. A medida que se acercaba, se percató de un olor desagradable que la hizo arrugar la nariz de disgusto.


Ya no le sorprende lo enfermo que se ha puesto Hir. En esta habitación era solo cuestión de tiempo que alguien se enfermara. Era posible que la habitación de Hir fuera parte de un almacén, debido a lo vieja y maltratada que estaba. A pesar del olor, se adelantó a recoger la tetera y echó el agua sobre el pañuelo.


«Oh Señor.»


En lugar de agua clara y limpia, se derramó un agua negra terrible y mugrienta. Era un color que uno reconocería al verlo cerca de la alcantarilla.


«De ninguna manera debo estar alucinando.»


Lila levantó la tapa de la tetera con mano temblorosa y cara de disgusto. Dentro de la tetera había agua podrida, en mal estado, si es que se le podía llamar así. Parece que había encontrado la fuente del repugnante olor de la habitación.


—Hir, ¿bebiste... Bebiste esta agua?

—Sí, lo siento. Lo siento mucho. Pensé que podía beberlo... 

—No, eso no, y te dije que no te disculparas, obviamente no estoy enojada contigo.



«¿¡Oh Dios mío!? ¿No debería al menos beber agua limpia? ¿Cómo podía alguien no dejar que no bebiera un poco de agua normal?»


El abuso era aún más claro, ahora que lo había visto de primera mano. No se describió como tan grave en la novela. No podía creer que él se estuviera disculpando por un problema que ella debió haber causado antes. De todos modos, esto estaba mal en todos los puntos de vista.


«¡Debe haber estado loca! ¡De sangre fría sin vergüenza ni piedad!»


Lila se mordió el labio. 


«¡Tengo que intentar arreglar esto!» Pensó. 


Comenzó abriendo las ventanas y tirando toda el agua turbia de la tetera afuera. Tan pronto como la última gota cayó al suelo, la criada regresó con lo que parecía ser un pequeño cuenco en sus manos.


—Aquí, le traje un poco de sopa.

—Oh, puedes dármelo.

—¿V-va a alimentarlo usted misma?

—Sí.

—¡N-no, no puede!

—¿Eh? ¿Por qué no?

—Bueno, sobre eso… Po-podría quemarse las manos. ¡Yo l-lo haré! —Dámelo.


Mientras le entregaba el cuenco, otro olor se hizo más claro, como si su nariz no hubiera tenido suficiente. Era un olor acre a pescado que ella pudo haber olido  en un corral de cerdos.


«De ninguna manera. No me digas esto también…»


Lila oró para sus adentros y miró lentamente dentro del cuenco de sopa tapado, con ojos ansiosos.


Desafortunadamente, su predicción fue acertada.


La sopa. Lo cual tampoco merecía tal etiqueta. No, era solo una mezcla de desperdicio de alimentos. Ni siquiera podía identificar la mayoría de las cosas que había dentro. Era casi como si estuviera mirando un tazón de basura embarrada. Verdaderamente una escena horrible. Incluso un animal hambriento no comería este tipo de comida.


—¿¿Que es esto??

—¿Qué? Alguien... Alguien debe haber cometido un error en la cocina…

—¡¿Eh?! ¡¿Qué error?! —Lila resopló y arrebató el cuenco de la mano de la doncella con brusquedad. Envió el cuenco hacia abajo de la misma manera que se envió el agua en mal estado, por la ventana aún abierta.


¡Crash, Crash!


El sonido de cristales rotos ni siquiera modificó la postura de Lila. Como si nunca hubiera sucedido. Se dio la vuelta con la ira clara como el día en sus ojos violetas.


—¡Esto no es comida que comen los seres humanos!





Los pasos resonaron en el pasillo, mientras la criada se apresuraba con un plato de sopa caliente en la mano hacia la habitación de Hir. Esta vez el contenido del cuenco parecía comestible, posiblemente incluso delicioso.


—¿Podrías entregármelo, por favor?

—¡A-aquí tiene!


Lila recibió la sopa sin ningún cambio en su expresión. Sostuvo la sopa en una mano e hizo un gesto con la otra dando otra orden antes de llegar a Hir. 


—Oh, y trae un poco de agua tibia.

—¡De inmediato, mi señora!


Parecía que el paso de la criada no podía ser más rápido, sin embargo, sorprendió a Lila una vez más con su agilidad, se había ido antes de que se diera cuenta. Lila continuó hacia la cama en la esquina donde Hir estaba sentado en  depresión.


—Sería mejor si tomas algún medicamento y descansas después de tomar la sopa con un poco de agua tibia. Con eso, mejorarás. —dijo, tratando de poner una cálida sonrisa en su rostro. Algo que Hir encontró muy inusual.

—Sí, sí. —murmuró en respuesta.


Lila captó por la expresión de su rostro y el temblor de su cuerpo que Hir todavía estaba tratando de reconstruir el contraste en el tratamiento. 


NT El 'contraste del tratamiento':  Hir piensa que va a ser castigado de nuevo y no se imagina que en realidad Lila va a tratarlo adecuadamente está vez. Por eso el contraste.


Claramente todavía estaba al borde, esto hizo que Lila suspirara interiormente de nuevo. Ojalá hubiera entrado en el cuerpo de la Sra. Marshmell antes de que ella se hubiera quitado la máscara angelical.


Sin embargo, sabía que no había nada que pudiera hacer al respecto en este momento, por lo que pensó que era mejor aceptar las cosas como estaban y seguir la corriente. Además, esas cosas tardaban en cambiar de todos modos.


—¡Aquí tiene un poco de agua tibia! 

La doncella entró apresuradamente, con el sudor evidente en la frente.


Hir apenas había tragado unas cucharadas de sopa cuando apareció ante él una pequeña taza amarilla para niños. Luego de confirmar que el agua estaba limpia y potable, Lila volvió a ordenarle a la criada—: Consigue una buena medicina para los resfriados. Algo que un niño pueda consumir.

—¿Qué? Lo siento, pero aquí no tenemos ningún medicamento de ese tipo.


Las palabras de la criada fácilmente podrían haber sido ciertas, la Sra. Marshmell básicamente había tratado descuidando la existencia de Hir hasta ahora. El niño ni siquiera tenía agua para beber. No había forma de que hubiera ningún tipo de medicina para niños en esta mansión.


—¿Entonces? —A pesar de ser plenamente consciente de la situación, Lila no retrocedió. —No importa si no lo tenemos, puedes conseguirlo de algún lado, ¿verdad? ¿Te estás quejando?


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